Categoría: Recetas

Espaguetis a cualquier hora.

Llegó la hora de la pasta. No importa si eres rico o pobre, sabes cocinar o ni siquiera tu habilidad llega para freír un huevo. Lo cierto es que si la pasta ha traspasado fronteras es porque es capaz de adaptarse a cualquier circunstancia gastronómica, económica, cultural o social. Todo depende de los ingredientes que le quieras añadir. Ahí residirá la diferencia entre que el plato sea un lujo prohibitivo o un alimento para el más modesto de los comensales. De cualquier manera no sólo es nutritiva sino que además con muy pocos añadidos podemos convertirla en el más sabroso de los platos. Nuestra receta de espaguetis es todo un comienzo.

Ingredientes:

(Para dos personas).

-200g de espaguetis de sémola de trigo duro.

-1 diente de ajo grande.

-1 cucharada de perejil fresco picado.

-Pimienta al gusto.

-Aceite de oliva extra virgen.

-Sal.

Ingredientes: espaguetis, ajo y perejil

Elaboración:

Llenamos una olla alta con dos litros de agua (uno por cada 100g/por persona).  La llevamos a ebullición y le añadimos una cucharadita de sal. Agregamos los espaguetis y dejamos cocer durante aproximadamente 6-8 minutos. Removemos de vez en cuando. Hemos escogido espaguetis finos por la rapidez en la cocción y porque nos gusta más su textura.

Durante la cocción aprovechamos para coger una sartén grande y echarle un buen chorreón de aceite. Mientras que va cogiendo temperatura picamos el ajo lo máximo que podamos. Lo incorporamos a la sartén y dejamos que vaya soltando todo su aroma a fuego lento. Cuidado con que no se dore porque corre el riesgo de quemarse. En seguida le sumamos el perejil también muy picadito.

Sartén con aceite, ajo y perejil.

Es el momento de ver cómo nos va la pasta y sacarla de la olla según nos guste más o menos al dente. A nosotros nos gusta al dente, al estilo propiamente italiano, con su puntito de firmeza.

Con un ojo en la sartén y otro en el colador, escurrimos los espaguetis. Nada de enjuagarla puesto que la vamos a tomar al momento. La agregamos a la sartén con nuestro picadillo de ajo y perejil y removemos con movimientos suaves y envolventes.

Apagamos el fuego y antes de emplatarla cogemos nuestro molinillo de pimienta y le damos el punto perfecto de acabado.

Plato de espaguetis.

Resulta una combinación muy saborizante a pesar de lo básico de los ingredientes.

Sugerencias:

  • Esta receta es la base sobre la que podemos añadir otros ingredientes como por ejemplo unas anchoas. Las añadimos picadas a la sartén antes de agregar la pasta. Lo mismo podemos hacer con algo de bacon o incluso con unas gambitas o almejas. ¡A partir de aquí es un sumar y no parar!

 

  • Para las personas enemigas de la pasta por cuestiones de dietas u otra clase de «torturas» culinarias, recordad que tenéis una selección de pastas integrales a vuestra disposición. También podéis disminuir el tamaño de vuestras porciones. No hay excusa para no comer pasta. Disfrutadla fabricada con de distintos tipos de cereales e incluso con vegetales añadidos.

 

  • Con algunas hierbas aromáticas frescas, como con el perejil de esta receta, nosotros tenemos un pequeño truquillo para que nunca nos falte en casa. Recién lavadas, las picamos finamente y las metemos en un recipiente pequeño que guardamos en el congelador. Cuando necesitamos un poco solo tenemos sacarlo del congelador y listo.  Mantienen bastante bien sus propiedades y su sabor y nos ahorra un montón de trabajo.

 

  • La gastronomía italiana ha sido representada en la historia del cine en múltiples ocasiones. Quién no recuerda la  memorable escena del plato de espaguetis compartido entre la Dama y el Vagabundo. Otro tándem inequívoco es el del cine de mafiosos y el restaurante italiano, donde las reuniones no siempre acaban bien. En  Bight Night: Una gran noche encontramos una historia de italianos y cocina italiana sin igual, no os la perdáis.
curry de garbanzos

Curry de garbanzos y espinacas.

El curry es una de las mezclas de especias más conocida. Muchas son sus variedades y, de hecho, es en realidad un nombre genérico que agrupa la conjunción de numerosas y diferentes especias. En su presentación podemos encontrar toda una extensa gama de colores con tonalidades que varían desde el verde, rojo, amarillo… más o menos picante. Su combinación con las legumbres es ideal y en el caso de los  garbanzos , le añadirá un extra algo exótico e innovador.

Cocinaremos un plato nutritivo y lo aderezaremos con el sabor y aroma inconfundible del curry más común, el que podemos encontrar en la sección de especias de cualquier supermercado del mundo. Plato 100% vegano para los que desean seguir una dieta libre de productos de origen animal.

Ingredientes:

(Para dos personas y un poquito más).

-250g de garbanzos cocidos.

-300g de hojas de espinacas.

-1 cebolla mediana.

-1 patata pequeña.

-1 cucharadita de curry.

-Aceite de oliva extra virgen.

-Sal.

Elaboración:

Preparamos la cocción de los garbanzos o bien recurrimos al socorrido bote de garbanzos cocidos. No hay que acomplejarse por utilizar conservas, siempre que  sean de calidad. Una vez cocidos, los apartamos para cuando lo vayamos a utilizar.

garbanzos cocidos

Lavamos muy bien las espinacas, las troceamos y las reservamos para el momento de  añadirlas a la olla.

espinacas limpias y cortadas

Pelamos y picamos la cebolla y la ponemos a rehogar en una olla bien grande, con un poquito de aceite de oliva extra virgen y sal.

cebolla rehogada

Cuando veamos que está cogiendo colorcito y su cuerpo se transparenta, le añadimos las espinacas.Hemos aconsejado usar una olla bien grande porque las espinacas crudas son muy voluminosas hasta que no se reducen por la cocción. Vamos removiendo la cebolla junto con las espinacas aproximadamente unos 10-15 minutos.

garbanzos y espinacas rehogados

En este punto añadimos los garbanzos y la patata previamente cortada en cascos. Luego removemos unos 5  minutos más para ligar todos los sabores. A continuación es el momento de sumarle la cucharadita de curry. Cubrimos con agua y rectificamos de sal. Esperamos unos 15 o 20 minutos a que la patata se cueza y suelte todo su almidón.

cocción de garbanzos y espinacas

Y el resultado final:

curry de garbanzos

Un plato consistente, muy nutritivo y apetitoso. Garbanzos y espinacas, una alianza la mar de saludable. Os aportará proteínas vegetales y un sinfín de los mejores minerales (potasio, magnesio, fósforo, calcio, hierro, zinc) Tampoco  nos olvidamos de su alto  contenido en fibra y su múltiples vitaminas  (A, B1, B2, B6, B9, C, E y K) Sus hidratos de carbono de lenta absorción os ayudarán a manteneros con energía todo el día. Además su preparación es muy sencilla. ¡Qué más se puede pedir!

Sugerencia:

  • Podemos sustituir la patata por cuscús,  preferiblemente de grano fino. Si habéis preparado recientemente algo de  cuscús  y os ha sobrado sémola cocida, esta es vuestra ocasión para no desperdiciar ni un solo grano. Os quedará también un plato muy untuoso.
Presentación de cuscús

Cuscús dulce

Hoy le vamos a sacar partido a uno de los platos que pueden funcionar como base de las más variadas combinaciones, tanto en su tradicional presentación, como en otras formas de preparación. El cuscús está presente en numerosas zonas del Magreb y es uno de los platos más reconocidos de su cocina. Parece tener su origen en la cultura bereber, aunque existen referencias históricas de su consumo por todo el norte de África y también en Europa. Originariamente se cocina con garbanzos, verdura y carne.

Su ingrediente principal es la sémola de trigo duro. Aprovechando la versatilidad de estos granitos de sémola haremos una variante dulce. No será propiamente cuscús como tal pero pensamos que es la mejor manera de denominar este plato con el que sorprenderéis a vuestro paladar y al de vuestros invitados.

Ingredientes:

(Para dos personas).

-125g de sémola de trigo duro de grano pequeño.

-1 cebolla grande o dos pequeñas.

-20 pasas de Málaga.

-15 almendras.

-1 cucharada rasa de canela.

-1 cucharada rasa de azúcar moreno.

-1 cucharada de avena (opcional)

-4 unidades de anís estrellado (opcional para decorar)

-Un chorreoncito de aceite.

-Sal.

cuscús, almendras, pasas y avena

Elaboración:

Lo primero que vamos a realizar es un tostado de las almendras. Las picamos en un mortero y las ponemos en una sartén para que se vayan tostando poquito a poco sin que se quemen. Retiramos y reservamos.

almendras picadas

Pelamos y picamos la cebolla, con un poquito de aceite y sal la vamos rehogando en la misma sartén en la que hemos tostado las almendras. Cuando ya estén a medio pochar añadimos las pasas de Málaga. En este punto habrá que indicar que es más común emplear pasas sultanas o pasas de Corinto para cocinar. Sin embargo, y aprovechando que  lo meses posteriores del verano tenemos esta variedad de pasas pasas recién salidas del pasero, hemos optado por utilizarlas. Son pasas con un sabor más natural, a uva moscatel,  puesto que su elaboración no contempla más que un proceso natural de secado al sol. No llevan aditivos de ningún tipo. Aunque conservan sus semillas se las hemos quitado fácilmente. Arrancamos el rabito de la pasa y por ahí sacamos los huesecillos. Merece la pena entretenerse. Seguimos rehogando hasta su completa cocción.

sartén con cebolla y pasas rehogadas

A continuación, comenzamos a preparar el cuscús. Para ello seguiremos las instrucciones que nos indique el envase. En general, vamos a ver que por cada cantidad de sémola nos recomiendan la misma cantidad de agua. Sin embargo, esto puede variar según el fabricante. Tened en cuenta que el producto viene ya precocido y que esto puede modificar su forma de cocción. Por eso es importante leer bien las instrucciones.

En una olla o cazo vertemos el agua y un poquito de aceite. Cuando esté casi a punto de ebullición le echamos una pizca de sal. Seguidamente lo retiramos del fuego, añadimos la sémola, lo tapamos y lo dejamos reposar entre 2 y 5 minutos. Es la horquilla de tiempo que suelen recomendar las distintas marcas. Una vez que tengamos el cuscús listo, con un tenedor iremos desapelmazando los granos de sémola para que queden sueltos y ligeros en cada bocado.

cuscús

Listo. Así de sencillo. Sólo queda montar el plato añadiendo el resto de los ingredientes que aromatizan y aportan  fuerza al cuscús. Disponemos el cuscus en una bandeja o plato. Jugaremos con  dos formas de presentación. Una de ellas es realizar «caminitos o senderos» desde un extremo del plato hasta el centro. En el centro colocamos la cebolla rehogada  y las pasas. Cada sendero corresponde a un ingrediente distinto. Un camino de almendras, otro de canela, otro de azúcar moreno y finalmente de avena. Esto de la avena es una excentricidad nuestra. Nos hemos vuelto tan aficionados que no nos importa añadir cereal sobre cereal. Aprovechemos que el cuscús aún está caliente para que la canela y el azúcar moreno se fundan con la sémola.

Por último utilizaremos el anís estrellado para decorar. Lo dispondremos entre «sendero y sendero». Al servir el plato ya veréis como su embriagador aroma nos abre el apetito. Os dejamos una imagen para que se vea mejor todo esto de «caminos o senderos»

cuscús dulce

También podemos espolvorear todos los ingredientes  sin ningún orden, todos mezclados.

cuscús dulce pequeño

Presentación de cuscús

 Sugerencias:

  • Si os apetece, a la hora de cocinar el cuscús podéis sustituir el aceite por un poco de mantequilla. Lo añadís cuando el cuscús esté listo y se va mezclando poco a poco mientras lo trabajáis con el tenedor.

 

  • Hay otros frutos secos, aparte de las almendras, que quedan geniales con este plato: piñones, nueces, avellanas e incluso todos ellos a la vez.

 

  • ¿Sois muy golosos? Atreveos a añadir algo de miel en la sartén junto con la cebolla y las pasas y luego nos lo contáis, a ver qué tal. 😉

 

 

gomasio o sal de sésamo

Sal de sésamo

Hoy toca hablar de una de las mezclas más versátiles que podamos realizar. Se trata de la sal de sésamo, llamada también gomasio. Las semillas de sésamo son muy aromáticas y tienen múltiples propiedades beneficiosas para nuestro organismo. Alguna vez hemos escuchado denominarla sal marrón, aunque esta última denominación no nos parece la más atractiva del todo. 😉

Para empezar, haremos una mezcla  donde la cantidad de sal doblará a la de sésamo. Esta proporción de sésamo es menor de lo deseable en un primer momento.  Lo planteamos así porque  para una persona acostumbrada a la sal es más llevadero ir poco a poco reduciéndola que hacerlo de golpe. Así, tanto si la elaboras por motivos de salud o simplemente porque descubres que te encanta, no sentirás que le falta sal a tus platos. Tu paladar se irá acostumbrando poco a poco hasta que lleguemos a las proporciones de sésamo  y sal propias del gomasio. Estas proporciones pueden oscilar entre  10/1 , 15/1 o 20/1.

Ingredientes:

Sal marina sin refinar (doble cantidad de sal que sésamo).

Sésamo o ajonjolí (la mitad que la cantidad de sal utilizada).

Ingredientes para la sal de sésamo

Elaboración:

Tomamos las semillas  de sésamo y las extendemos en una superficie. Les quitamos cualquier impureza que podamos encontrar. Una vez limpias las colocamos en una sartén grande y las ponemos al fuego. Se trata de tostar todo el sésamo poquito a poco para evitar que se nos queme. En varios minutos notaréis cómo va soltando un olor característico. Es muy aromático, a nosotros nos recuerda a mantequilla y a palomitas. 😉

Aproximadamente estaremos entre 10-15 minutos removiendo las semillas con una paleta de madera, para que se tuesten mejor. En cuanto observéis que van adquiriendo un color más pardo y el aroma se haga más intenso retirad del fuego. Algunos granitos incluso darán pequeños saltitos, eso es que ya es el momento.

sartén con sésamo tostado

Para el siguiente paso podemos optar por usar un molinillo o bien un mortero. Nosotros vamos a emplear un molinillo eléctrico. De esta manera nos quedará una sal de sésamo más fina, casi pulverizada. Esto va a atenuar la intensidad del sésamo tostado y sus propiedades. Sin embargo, puede ser algo positivo para nuestra primera vez. Experimentar poquito a poquito es una buena recomendación. Así adaptamos el paladar y apreciamos cada pequeño cambio que hagamos. Colocamos las cantidades de sal y sésamo en el molinillo y lo molemos hasta conseguir la textura que queramos. En nuestro caso mirad cómo nos ha quedado.

cuenco con sal de sésamo

 Si nos gusta el resultado, si queremos ir más allá, entonces será el momento de usar una técnica algo más tradicional. Mortero para machacar y romper las semillas y para unificar los sabores con la sal. Nos quedará una textura más gruesa y un sabor más rotundo. Lo podréis apreciar rápidamente en vuestra boca.  Además las propiedades del sésamo estarán mejor conservadas cuanto menos molidas estén sus semillas.

Hemos elaborado también una pequeña muestra de lo que sería un gomasio más auténtico, más fiel a la idea de sal de sésamo. Hemos empleado una proporción de sal/sésamo de 1/10. Después, si os aficionáis, yo os recomiendo que disminuyáis la cantidad de sal hasta lo mínimo. Tendréis más aroma y todos los beneficios del sésamo. Este es el aspecto final.

Recipiente con sal de sésamo

Consejitos:

  • En la cocina japonesa existe un mortero precisamente diseñado para trabajar las semillas y especias y se llama suribachi. Está realizado en cerámica. Posee unas estrías en su interior que ayudan a que las semillas se rompan y se abran. De este modo se trabaja más cómodamente que en un mortero tradicional. El mazo se denomina surikogi y suele ser de madera. Merece la pena su compra si incorporáis su uso a vuestra rutina culinaria. Si no es así, vuestro mortero de toda la vida también os vendrá bien. Sería ideal poder disponer en nuestra cocina de cada utensilio y herramienta exacta para la preparación de las recetas de cualquier parte del mundo. Esto podría suponer una gran inversión económica. A su vez, la necesidad de ampliar cada vez más nuestra cocina. Más muebles donde guardar y guardar todo lo que compramos. No todo el mundo puede permitírselo. Por ello os recomiendo que compréis solo aquellos elementos que formarán parte de vuestra cotidianidad en la cocina. Aquellos que podéis convertir en polivalentes con un poco de imaginación e ingenio. En este caso no disponer de suribachi no impedirá que vuestra sal de sésamo os salga perfecta.
mortero y mazo japonés
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  • Para la sal de sésamo es mejor la variedad de sésamo que hemos utilizado. En el mercado también podéis encontrar otros tipos de sésamo como son el sésamo negro y el sésamo blanco. Son muy muy interesantes para usar en la preparación de panes y en elaboraciones de cocina japonesa entre otros usos. Las propiedades del sésamo son variadas. Las más destacadas hacen referencia a su gran cantidad de calcio, magnesio, hierro, zinc,  proteína vegetal, vitaminas de los grupos B y E y fibra. 

 

  • Os recomiendo que elaboréis  solo las cantidades de sal de sésamo que vayáis a consumir en un par de semanas y conservéis siempre en un frasco de cristal y en lugar seco y fresco. Es la forma ideal de que no se pierdan todas las propiedades de esta maravillosa mezcla.

Curiosidades:

  • En todas las fiestas locales llega un momento especial, el de degustar nuestra repostería tradicional. Las recetas típicas de nuestras abuelas se hacen protagonistas, esas que aún conservamos gracias a los obradores de toda la vida y el empeño de muchas familias de retornar a los sabores y aromas de nuestra infancia. Un acto de placer y nostalgia todo en uno. Es justo en la lista de ingredientes de estos dulces donde veréis repetida la presencia de ajonjolí. Bien, pues se trata de la misma semilla que la del sésamo. Es exactamente lo mismo.

 

  • La palabra sésamo viene del latín y posiblemente sea más utilizada en el norte y en el mercado anglosajón. En el caso de ajonjolí la palabra procede del árabe. Es  mucho más común encontrarla así en el mundo de habla hispana. Lo cierto es que el término sésamo se ha extendido gracias a la influencia de la cocina oriental. Su aceite de sésamo es muy conocido y se comercializa así, bajo la traducción del término anglosajón sesame. Además, la proliferación de diferentes tipos de panes, horneados con profusión de semillas, también ha difundido el nombre de sésamo en zonas donde siempre hemos utilizado la palabra ajonjolí. Es muy común usar indistintamente ambas palabras según nos refiramos a unos productos u otros. Lo bonito es conservar ambas. Nos remiten a recetas tradicionales, pero también a nuevos horizontes culinarios, otro lugares, paisajes y experiencias.

 

cookies listas para comer

Triunfa con las cookies de chocolate perfectas

Recetas de cookies de chocolate  hay muchas y todas de aspecto suculento, pero nosotros vamos a hacer nuestra propia versión. La verdad es que decir cookies de chocolate es algo redundante porque una cookie siempre es una galleta con trocitos de  chocolate. Sin embargo, como es una receta tan exitosa se han realizado versiones en las que se añaden otros ingredientes y a  veces no llevan su ingrediente estrella. Ahora llamamos cookie a cualquier galleta, cosas de la modernidad. Por eso hay que especificar que las nuestras, efectivamente, son las tradicionales con trocitos de chocolate, cookies, cookies  auténticas. 😉

Ingredientes:

-350 g de harina.

-200 g de mantequilla.

-100 g de azúcar moreno.

-100 g de azúcar blanco.

-2 huevos.

-150 g de trocitos de chocolate.

-1 cucharadita de jengibre.

-1 cucharadita de levadura.

-1 pizca de sal.

Recipientes con ingredientes

 Elaboración:

En primer lugar haremos lo que siempre hay que hacer cuando tenemos harina y queremos preparar algo de repostería: tamizarla. Siempre, siempre, siempre debemos realizar este paso aunque nos dé algo de pereza. De este modo eliminamos cualquier impureza que traiga y además obtenemos una masa sin grumos y más esponjosa en el resultado final. Aprovechamos también para añadir la pizca de sal y la cucharadita de levadura.

A continuación mezclamos en un bol o fuente la mantequilla y todo el azúcar (moreno y blanco). Lo batimos con unas varillas hasta que consigamos una masa untuosa.

Masa de mantequilla con azúcar

Le añadimos los dos huevos y a seguir batiendo.

Masa con huevos

Es ahora cuando os sugiero que le añadáis la cucharadita de jengibre porque así se mezclará mejor y tendremos aroma y sabor a jengibre en todas y cada una de nuestras cookies.

Seguidamente incorporamos la harina poquito a poquito lo que nos ayudará a manejar la masa mucho mejor.

Masa con harina

Ya no os queda más que coger los trocitos de chocolate y mezclarlo todo con suavidad.

Masa con trocitos de chocolate

Os recomiendo dejar la masa en el frigorífico unos minutillos. De esta manera las bolitas de masa, que colocaremos en la bandeja, serán más fáciles de realizar. Aprovechad ese tiempo para encender el horno a 180º y precalentarlo. A nosotros nos gusta utilizar papel vegetal sobre la bandeja, sobre todo porque nos ahorra mucha limpieza después. 😉 Lo untamos con un poco de mantequilla y sacamos la masa del frigorífico.

Para colocar los circulitos o bolitas de masa, ayudaros con un par de cucharas grandes y ya veréis qué sencillo resulta. Con la medida de una cuchara os saldrán cookies más o menos del mismo tamaño. Dejad espacio suficiente entre una y otra porque la masa se expande y así evitaréis que se peguen entre sí.

Galletas en bandeja para hornear

En cuanto tengáis la bandeja dentro del horno estad vigilantes porque se cocinan muy rápido. En 10 minutos podéis tenerlas listas. Como siempre dependerá mucho de la potencia de vuestro horno pero os puedo asegurar que si os pasáis con el tiempo os quedarán demasiado tostadas y se perderán los sabores.

Si veis que se ponen doradas por los bordes ya podéis sacarlas porque están listas. Dejad que se enfríen un poco y pasarla a una rejilla hasta que se enfríen por completo.

Galletas en bandeja horneadas

Os prometo que están deliciosas y en seguida podéis atreveros a realizar vuestra propia versión de cookies, sustituyendo el chocolate por cualquier otro ingrediente. Os saldrán aproximadamente 30-35 galletas.

cookies horneadas y emplatadas

Consejitos para personalizar vuestras cookies:

 

  • Si queréis obtener un aspecto más artesanal en vuestras cookies, en vez de comprar las pepitas de chocolate ya envasadas, elaborarlas vosotros. Resulta además más económico y podéis seleccionar el tipo de chocolate que más os guste. Para los muy chocolateros os recomiendo chocolate negro al 70% y para los menos intensos cualquier tableta de chocolate para repostería de buena marca os vendrá bien.

 

  • Si os gusta arriesgar y combinar sabores exóticos os sugiero que cojáis el molinillo de pimienta y le deis unas cuantas vueltas por  encima de algunas de las cookies, justo antes de meterlas en el horno.  Tendréis un puntito de sabor distinto pero que combina muy bien con el resto de los ingredientes.

 

  •  ¿Queréis hacer un regalo diferente a alguien especial? Comprad alguna caja bonita y empaquetad con estilo estas cookies. Os garantizo el éxito 😉

 

  • Las cantidades de jengibre e incluso de pimienta  son suaves y sutiles, así que si después de vuestra primera hornada os sabe a poco y os apetece añadirle más cantidad de vuestros sabores favoritos, no dudéis, ¡hacedlo!
Detalle de guarnición de patata

Magret de pato a la canela con licor de almendras.

Nos estrenamos con una receta carnívora y dulce al mismo tiempo. No es una receta para hacer todos los días. El magret de pato es un producto algo costoso, que suele acompañarnos en momentos especiales, de celebración, incluso tiene cierto punto navideño. Está claro que para la Navidad ya llegamos o muy  tarde, o muy temprano. Es un plato sabroso y con un dulzor que podremos graduar según el gusto de los comensales.

Todas las cantidades  irán referidas siempre para dos personas, así si añadís más invitados sólo tenéis que multiplicar los ingredientes y listo.

Ingredientes:

Para el pato:

-1 cebolla roja grande o dos pequeñas picadas.

-1 magret de pato.

-6 albaricoques deshidratados.

-1 rama de canela.

-1 chorreón de licor de almendras dulces.

-2 ó 3 clavos.

-Sal.

-Pimienta.

-Aceite de oliva extra virgen.

Recipiente con canela, albaricoques y clavos

Para la guarnición:

-2 patatas medianitas.

-Cilantro muy picado.

Recipiente con cilantro

Elaboración:

Cortamos y picamos la cebolla  y la rehogamos en una sartén con un poquito de aceite de oliva extra virgen. Le añadimos la rama de canela y los clavos para que vayan soltando todo su aroma. Mientras se va haciendo, ponemos las patatas a cocer en agua hirviendo sin pelar y con una pizca de sal. Abrimos los albaricoques por la mitad y los agregamos también a la sartén . Cuando veamos que la cebolla está empezando a «transparentar» le echamos el chorreón de licor de almendras dulces para que todo el conjunto se termine de cocinar en el licor.

Cebolla, albaricoques y canela rehogadas

El magret de pato  hay que tenerlo a temperatura ambiente, con una hora que esté fuera del frigorífico nos vale. Una pieza es suficiente para dos personas. Por el lado de la piel (grasa) marcamos líneas longitudinales y transversales, de tal modo que parezca decorado con formas romboidales. Hay que tener cuidado de marcar sólo la piel sin llegar a la carne. Salpimentamos a nuestro gusto y colocamos en otra sartén, a fuego medio-alto con la piel hacia abajo, en contacto con la superficie caliente. No es necesario añadirle aceite ni nada.

Magret salpimentado

Lo mantenemos así aproximadamente 12 minutos. Empezará a soltar bastante grasa, así que podemos recogerla con una cuchara y depositar parte  en alguna salsera o recipiente similar. No es conveniente retirársela toda, ya que así nos aseguramos de que quede jugoso.  Podemos levantar un poco la carne para ver cómo está quedando la parte de la piel, si vemos que está quedando tostadita y crujiente es el momento de darle la vuelta. Le damos la vuelta y esperamos 3 0 4 minutos.  

Mientras, aprovechamos para pelar y cortar en bastones las patatas que ya estarán listas (15-20 min) Es recomendable hacer esta operación en frío, para que no se nos rompan y nos nos quememos.

Estamos llegando casi al final de nuestra receta. Cuando vemos que el magret de pato  está listo, le volvemos a dar la vuelta con la piel en contacto con la sartén y  lo retiramos del fuego dejándolo reposar tapado un par de minutos . Este «reposar» tendrá un añadido especial. Toda la cebolla rehogada y aromatizada se la añadiremos por encima para que el remanente de calor una todos los sabores del plato.

Magret al punto

Cogemos el magret y cortamos en minifiletitos, emplatamos junto con  la cebolla y albaricoques y acompañamos con los bastones de patata. Espolvoreamos cilantro picadito por encima de las patatas y ¡a disfrutar!

Magret a la canela emplatado

Detalle de guarnición de patata

Magrete de pato y guarnición

Consejitos:

  • Respecto a las patatas, el tiempo de cocción dependerá del tamaño de las mismas  y de la fuerza de vuestro fuego, vitro o inducción, lo que tengáis en casa. Si no estáis seguros siempre podéis pincharlas con un tenedor o similar y averiguar si ya están listas. Los tiempos que recomendamos en la receta son aproximados por el mismo motivo.

 

  • No hemos mencionado nada respecto al licor de almendras dulces ni a ese vago concepto de chorreón 😉 Resulta que licores hay de diversas marcas y tenemos una favorita, pero para no hacer publicidad diremos que es de una renombrada marca italiana. Lo del chorreón va en función de si os gusta ser generosos cuando cocináis con vino o licores o simplemente sólo queréis una presencia sutil. Aquí somos de chorreón, chorreón y que nos quiten «lo bailao». Esto hará que nuestro magret de pato sea más dulzón por los azúcares del alcohol.

 

  • ¿Qué pasa con la grasa? Esa maravillosa grasa que nos ha sobrado y que no lo neguemos, está sabrosa, y también es necesaria para hacer funcionar nuestro organismo. En el plato que hemos presentado, la patata va sin ningún añadido, simplemente cocida,  puesto que el pato es una carne sabrosa y le hemos incluido unos ingredientes que intensifican su sabor endulzándolo bastante. Así que para equilibrar la fuerza de los sabores la hemos dejado así sin más, con la «chispa» del cilantro. Sin embargo, para los que tengáis papilas gustativas que no se saturen tan fácilmente, coged los bastones de patatas y pasarlos por la sartén, rociadlos con la grasa sobrante y «morid de gusto».

Como veis es una receta sencilla en la que no emplearéis más de 30-35 minutos. Seguro que la repetiréis de manera exitosa con variantes e innovaciones de vuestra propia cosecha.

No podemos despedirnos de este post sin contaros que a nuestro juguetón Eros también le gustó la receta. Os ha dejado un para relato para amenizaros mientras cocináis.